Aquí en los Estados Unidos, cada vez más nos escondemos dentro de nuestras corazas de metal que si se me permite, representan nuestro alter ego.
El muchacho musculoso o que quiere ser musculoso, con su camioneta que debería ser camión, la muchacha bella o que desea ser bella con el carro deportivo o SUV mediana pequeña pero de color agradable.
Y todos vamos escondidos, sin mirarnos a los ojos.
¿Será que la crisis económica nos obligue a bajarnos de nuestros vehículos y mirarnos?
¿Será que nos perderemos el miedo al uno al otro, que dejáremos de vernos como presas o insumos a los cuales se consume para lograr una vida imperfectamente, cuestionablemente perfecta?
Entre tanto, las palabras nos llevan tal vez más profundo que los ojos.
Gracias por compartir las tuyas.
Pablo